PERDER TU SITIO
Hoy
me di cuenta de algo que hace tiempo escuché decir a una persona, aunque el
ejemplo lo ponía en una circunstancia concreta, lo entendí. Sin embargo hasta
que no ves de cerca un comportamiento o situación, quizá no se comprenda en su
totalidad. La frase era “Jamás puedes perder tu sitio”, y continuaba diciendo, “si
lo haces estas perdido”.
¿Qué
es en definitiva "perder el sitio"?.
Toda
persona es libre por naturaleza de pensar, hacer, decir y sobre todo de actuar
como crea conveniente. Es sencillo, puesto que es innato al ser humano, pero, ¡si hay un pero! como casi siempre; no
estamos solos, nuestra existencia está comunicada con otros seres, humanos,
animales y cosas.
Lo
que más nos influye para saber cuando podemos <perder el sitio>, es
cuando interactuamos con los de nuestro género, los otros seres humanos.
Desde
el nacimiento se va configurando la personalidad, y con ello moldeando el carácter
de toda persona, pero siempre y eso es algo que no podemos olvidar, desde una
base con la venimos a este plano terrenal.
La
mente va recibiendo e interactuando con lo que nos ha tocado vivir, recibiendo
un bombardeo de emociones, que nos hacen pagar a veces precios muy altos, por
la toxicidad que se genera desde quien las manda. Tan alto es el precio que se
paga, que no solo es <perder el sitio>, sino que nos creará confusión y nos afectará incluso a la salud
de nuestro cuerpo.
Hay
personas a quienes se les denominan <tóxicas>; personas que por su
personalidad, carácter y comportamientos, son contraproducentes para nuestra
salud mental y física.
Ahora
bien, no podemos olvidar en ningún momento, quienes somos, y por el hecho de la
fuerza que ese tipo de personas nos envíe, no podemos perder el sitio que nos
corresponde, que significa anular nuestra personalidad y dejarnos llevar hacia
formas e intereses ajenos.
Las
emociones que esa pérdida de sitio genera son terribles, y lo malo es que en
infinitas ocasiones no nos damos cuenta hasta que punto pueden involucrarnos en
sus intereses, haciendo que todos los resortes que nuestra mente puede utilizar
como herramientas queden bloqueados.
El
conocimiento de nuestra mente y con ello el del cuerpo, ayudará a tomar medidas
de protección contra esa toxicidad contaminante, que algunas personas llevan
innatas en ellas.
Son personas generalmente muy seguras de si mismas y
manipuladoras, o todo lo contrario, que al saber de sus carencias, utilizan
emociones como, dar pena, decirse débiles, y con ello demandar e interpelar a
tu fuerza, a tu bondad o a tu saber hacer, para llevarte a su terreno, de tal
forma que en algún momento te sientes fuera de tu sitio. Esa perdida de sitio
genera sobre todo y si no es por mucho tiempo, una emoción frustrante y de
culpabilidad ante nosotros mismos. Si dejas que se mantenga en ti por mucho
tiempo acarrearas además alteraciones mentales y enfermedad en tus órganos.
Las
diferentes situaciones que la vida presenta, incluidas las personas que interactúan
en nuestro entorno, pueden ser controladas por nuestra mente, por el
conocimiento que de nosotros tenemos. Ese conocimiento nos hará ver que es tóxico
y qué beneficioso, que nos retrasa e inestabiliza haciendo que perdamos nuestro
sitio, y qué nos sirve como aprendizaje y evolución.
Cometer
un error, no es perder tu sitio, ese hecho puede que sea beneficioso en el
aprendizaje, sí dejar que el error de otro nos involucre y el sitio que nos
corresponde como persona responsable de sus actos, pase a ser participe de lo
que realmente nada tiene de propio.
La
entrega libremente, tampoco es perder tu sitio. Escuchamos a veces a personas que eligen
situaciones determinadas como… la vida en pareja o tener hijos, que llegan a
olvidarse de si mismas en ese concepto de entrega y dependiendo de su propia
evolución llegan a sentir que no son apreciadas en lo que hacen, ¡pero no
podemos olvidar que es una entrega libre!, nadie le pidió y nadie le exigió, por
tanto su sitio debe permanecer intacto; si se sienten que sus vidas están
mermadas por su dedicación e insatisfechas ante esa responsabilidad elegida,
deben replantearse ¡como y donde empezó
ese sentimiento!, sentimiento de falta de identidad y perdida de sitio.
Toca
en ese momento rectificar, cambiar comportamientos y pedir ayuda para volver a
tomar las riendas de nuestra mente, y recuperar ese lugar que creemos perdido.
Perder
tu sitio es perder identidad.
En
la vida hay situaciones en las que por propia iniciativa nos involucramos en
las vidas de los demás, bien familiar, profesional, o socialmente, pero siempre
debemos saber como lo hacemos y hacerlo propio por el buen fin de esa situación
o momento. No debemos traspasar el límite
de saber quien protagoniza realmente esa situación y hasta que punto debemos
integrarnos en ella. Recordemos que hay personas tóxicas, que tal es su fuerza,
o nuestra debilidad momentánea, que son capaces de hacernos perder nuestro
sitio y llevarnos al suyo.
La
toxicidad y manipulación, así como el error o la entrega, no puede servir de
excusa para culpabilizar de nuestros actos a otros. Sí estamos obligados y debemos
ser capaces de adquirir conocimiento de quienes somos; si sabemos quienes somos,
siempre estaremos en nuestro sitio y a su vez sabremos discernir quien
contamina con su toxicidad nuestra mente, de quien podemos aprender y
evolucionar, de que es la entrega libre a un propósito, o simplemente cometer un error.
El
sitio que cada persona tiene en el mundo es igual que él, ¡único!, su
conocimiento y evolución es responsabilidad propia.
De
ahí la importancia de saber quienes somos, que queremos y debemos hacer; sin
ello estaremos indefensos ante cualquier tipo de toxicidad que se genere en
nuestro entorno y con ella provocar la perdida del sitio, que es igual a la perdida de
identidad.