viernes, 10 de junio de 2011

CONCIENCIA


CONCIENCIA

Conciencia es el conocimiento que cada ser humano tiene de si mismo, de su existencia, de sus estados y de sus actos. La conciencia nos permite darnos cuenta de lo que somos realmente, seres especiales, únicos y el resultado de una mente inteligente.
La conciencia suele aplicarse a lo ético, a discernir el bien del mal, ya sea de acciones propias o ajenas, a una actitud que vamos adoptando frente a diferentes circunstancias de la vida.
A lo largo de la vida, escuchamos y hablamos de diferentes formas de conciencia, “conciencia moral”, “conciencia cívica y social” y de “conciencia religiosa”.

Es importante plantearnos que son y como funcionan cada una de las diferentes formas de conciencia. La manera de definir cada una de ellas nos va dando pequeñas pistas. La conciencia en general es una forma de conocimiento o de percepción.

La conciencia moral, es con la que nos damos cuenta de lo que realmente merece la pena, de lo que vale para la vida, de lo bueno y también de lo malo, de lo que hay que evitar o rechazar. Es una capacidad innata, o una especie de sensibilidad y capacidad perceptiva, con la que en libertad, sabemos diferenciar el bien del mal.
Hay teorías que consideran que la conciencia moral, se adquiere. La tomamos del entorno en que nos desarrollamos. A lo largo de la vida vamos desarrollándola y variándola, dependiendo de los valores, que en la niñez y adolescencia nos han inculcando.
Valores que en su esencia deben ser: El amor, la verdad, la responsabilidad, la justicia, el bien común, el respeto, la humildad, la sobriedad, la libertad, el esfuerzo, la voluntad, la lealtad. Y con esos valores asumidos, el rechazo a, la venganza, el egoísmo, la avaricia, la hipocresía, el odio, el rencor, la pereza, la vanidad, la cobardía.   
Estos valores adquiridos, que añaden un además a la conciencia moral innata en cada ser, a su sensibilidad y capacidad de percepción en el entorno social, son los que nos sirven para conformar una conciencia cívica, con la que contribuir a la evolución del resto de seres humanos., esa conciencia cívica y social a la que tanto se apela en estos tiempos que vivimos…los albores del “siglo XXI”.

La conciencia social depende de la conciencia moral que cada individuo lleve dentro de si, parte innata como ser inteligente, parte adquirida dentro del entorno familiar y social con el que cohabita. Con ella tendremos además la capacidad de análisis y discusión necesaria para saber tomar decisiones personales, y colectivas para el desarrollo y beneficio de todos, dentro de cualquier ámbito, ya sea familiar o social.

Hay una tercera conciencia, la llamada conciencia religiosa. Bien, esa entra dentro de la conciencia adquirida. No voy a entrar en creencias religiosas, puesto que pienso son todas válidas. Siempre y cuando se utilicen como medios de conocimiento y meditación individual, además de cómo conexión para el desarrollo y bienestar de todo ser humano y nunca como coacción, obstáculo, o sacrificio de unos u otros, para la convivencia, el desarrollo y la comunicación entre todos.
Mi sentido de conciencia religiosa, se aproxima más hacia la conciencia espiritual. Al desarrollo del ser humano individual, al conocimiento personal, y a través de el, la comunicación con el resto de seres. Al desarrollo de las capacidades mentales y sensoriales en toda su extensión y grandeza. Al conocimiento para llegar a la sabiduría.

Una vez expuesta que es la conciencia, y las diferentes formas de desarrollo de la misma, vemos de la importancia que su consolidación y desarrollo tiene para la forja de criterios personales y para mantener el libre albedrío como don, con el que llegamos a este mundo. Sin conciencia el ser humano es un ser desvalido y proclive a la manipulación.   
Manipulación que está sufriendo nuestra sociedad, que a falta de valores naturales, pensamientos y un “todo vale”, va convirtiéndose en una sociedad aborregada que se deja llevar sin criterios propios, por quienes nos proponen dadivas sin esfuerzo.
Esa manipulación, lleva a la anulación de la autentica conciencia social, a la eliminación del conjunto de elementos culturales y creencias existentes en una sociedad y posteriormente logrado ese fin, reprogramar valores y elementos de un sistema al servicio de un grupo de poder, que maneja siempre para su beneficio.

Hay una palabra muy manida hoy que es “progresismo”, en su definición literal significa, doctrina o ideas de carácter avanzado. Esa doctrina que proclama ideas avanzadas, está suprimiendo realmente la personalidad individual, el libre albedrío y el pensamiento particular, haciendo una masa de individuos vacíos sin opinión como personas y conducidas como a un rebaño, creándoles nuevos valores o desvalores que marcan el camino de la nueva sociedad, dependientes de dictados de organizaciones salvadoras y para un llamado “estado de bienestar”.

La conciencia moral va unida inexorablemente a la conciencia social. Ambas son la suma de valores, creencias y sentimientos comunes a una mayoría de individuos que forman una sociedad.

Todos los seres humanos somos iguales, pero cada uno es un mundo diferente al otro. Esa diferencia personal e íntima, es el equilibrio para el ideal de una sociedad, de una conciencia social en libertad y basada en el respeto a creencias, buscando la armonía y el equilibrio sin doctrinas. Si nos dejamos llevar por dogmatismos, ideologías, o en su contrario por el caos del “todo vale”, seremos una sociedad sin conciencia y “gris”.

Es importante tener bien definida la conciencia moral, con sus valores ordenados. Los valores morales están directamente relacionados con la cultura, a mayor cultura los valores morales son mas altruistas y ambas conciencias, la moral y la social se definen mas claramente. La desaparición de los valores morales y o religiosos y o espirituales, con la manipulación de la cultura, mediante una labor de formación en escuelas, hacen individuos dependientes a dictados y controlando su libre albedrío.

REFLEXIÓN

Traemos a este mundo una conciencia moral, desarrollamos una conciencia social, y con la conciencia espiritual, completamos el sentido para el que pasamos por este plano…. La evolución.

A veces corrientes nuevas, nos parecen en su comienzo aire fresco para mejor llevar momentos difíciles o circunstancias especiales, pero no siempre es así, el camino hay que recorrerlo, es camino individual, es de comprensión, y si nacemos con el sentido de la libertad arraigado, el del libre albedrío como don y la conciencia moral innata en nuestro ser, no dejemos que otros nos digan que debemos pensar, hacer o decir.

Debemos tomar conciencia de la realidad en la que nos movemos y dentro de ella, todo lo que no queramos, cambiémoslo, pero siempre con conciencia moral y armonía. No confundamos deseos con lo que realmente queremos, los deseos son efímeros y basados en atajos del camino que debemos recorrer para nuestro aprendizaje y desarrollo evolutivo.

Bebamos de todas las fuentes de aprendizaje, desarrollemos las capacidades que tenemos para saber discernir la hipocresía de la verdad, la sinceridad de la manipulación, la libertad del libertinaje, el libre albedrío de la dependencia.

La felicidad es efímera y momentánea, la perfección en los actos del ser humano no existe. La conciencia moral nos hace libre pensadores y afianza la personalidad para elegir que es lo mejor o lo “menos malo” para nuestro proceso de aprendizaje y desarrollo dentro de una conciencia social y espiritual natural.
                                                                                                   C.T.N




La conciencia es la brújula del hombre
Vincent Van Gogh