miércoles, 9 de marzo de 2016

“LA MENTE” Ese Procesador De Información


“LA MENTE” Ese Procesador De Información

La mente es un procesador valiosísimo con el que contamos los seres humanos, que sin embargo también puede transformarse en una fuente de sufrimiento y confusión. Es la receptora de emociones y pensamientos. El problema radica en no saber manejar esa poderosa herramienta, “ese procesador repleto de información”, para dar respuesta positiva a cada circunstancia que vamos encontrando a lo largo de la vida.

La fuerte identificación que tenemos hacia los contenidos mentales, condiciona nuestra historia personal, supeditando a las emociones o a pensamientos puntuales, las acciones y comportamientos; dejando que sean ellos o ellas (pensamientos y emociones), quienes dirijan realmente cada momento de vida. 

Toda decisión que surja de una mente ofuscada lleva a una acción torpe; pero cuando dicha decisión brota de una mente clara, lleva a una acción más adecuada y cierta.

Un ejemplo es, cuando quieres que los demás te digan que tienes que hacer con tu mente, tus pensamientos y sobre todo con el sentimiento que te está invadiendo, hasta el punto de provocarte un malestar físico además del psíquico insoportable; ¿crees de verdad que alguien puede resolver lo que tu mente, (ese procesador personal y único), genera en cada situación vivida?. ¡Error si así lo crees!.
En ese momento habrá quien te diga que busques a un “técnico”, que solo él podrá ayudarte a reparar el “procesador”, porque quizá lo que tenga sea un “virus” malicioso o bien que no sabes usarlo. Tienes que tomar por tanto una decisión.

La decisión correcta es la del compromiso personal en la búsqueda de ayuda, para saber y sobre todo para aprender a utilizar ese maravilloso procesador que es la mente, y con ella ver que le ocurre realmente. ¿Es un virus, o es sencillamente desconocimiento de su uso y por tanto de su potencial?.

La incorrecta es entregarle sin condiciones a alguien que haga lo que crea conveniente con “tu” procesador, sin compromiso alguno por tu parte, dejando en sus manos tanto la limpieza (en el caso de que sea un virus), como su uso cotidiano, diciéndote que debes usar y que debes borrar o dejar de utilizar; ¿dejarías tu cuerpo físico para que cualquiera lo manejara a su antojo?, ¿por qué entonces dejas “tu mente”, ese procesador esencial en tu vida, para que cualquiera que se denomine “técnico”, lo manipule en la medida que su experiencia le diga?.

Escucha tu corazón una vez el pensamiento te ha invadido y pásalo a la razón para tomar cualquier decisión. Se lo mas aséptico posible tanto contigo como con los demás.

Otro ejemplo más sencillo en forma de cuento.

De regreso a casa después de un día duro, cargado de situaciones conflictivas, Beltrán necesita descansar. Cuando abre la puerta encuentra el suelo lleno de agua. En ese momento y ante tamaña sorpresa, siente una gran inquietud, a su vez por su cabeza pasan un montón de pensamientos a cuál de ellos más angustiosos e inquietantes.
Decide llamar a alguien para que le ayude a ver de dónde viene ese agua y tomar una decisión para su reparación, el más cercano es el portero de la casa, a él se dirige y le lleva para que vea y le diga. El portero ve, pero no sabe de dónde viene esa fuga, y le aconseja seque y ponga tierra a continuación para que no se le extienda por toda la casa y que al día siguiente llame a un fontanero y a un albañil para que vean de donde viene esa avería. Beltrán hizo caso omiso y secó, poniendo a continuación tierra.
Estuvo Beltrán toda la noche en vela pensando que iba hacer para resolver el problema. Le amaneció y si saber cómo iba a resolver se dirigió dónde estaba la avería o más bien las consecuencias de la misma. Estaba todo más encharcado y decidió volver a echarle tierra para que empapara y no se desbordara más. Preocupado se marchó a su trabajo pensando que desde allí llamaría a quien le había dicho el portero. Dejando su trabajo por momentos, iba llamando a unos y otros sin que nadie pudiera resolvérselo con prontitud. Todos le decían que pusiera tierra hasta que pudieran ir y averiguar. Aun así también le decían que buscara primero él y así sería más fácil su reparación. Cuando de nuevo regresó a casa más inquieto y cansado que el día anterior, viendo que seguía desbordando ese agua, le echó más y más tierra, hasta el punto de no poder pasar sin tener que saltar por encima de ella. Al día siguiente, no solo estaba desbordada el agua sino él mismo, ¡no sabía que hacer!, no fue a trabajar y se dedicó todo el día a poner tierra; mientras salía a comprar tierra y la ponía se sentía bien, creyendo que así estaba dando solución a un problema. No llamó a ningún técnico, pues no podía estar en dos cosas a la vez.
Después de varios días haciendo lo mismo, el portero le dijo ¿todavía no ha resuelto la avería?, ¡no!, contestó Beltrán, .-no encuentro a nadie.-, y siguió de forma obcecada poniendo tierra.

Moraleja: Resolver un problema o situación no está en cubrirlo con soluciones prontas, está en buscar lo más pronto posible el origen.


Si tu mente está desbordada, no la cubras (con medicamentos), busca el origen. Si tu procesador (mente) tiene un virus o no sabes usarlo, busca quien lo limpie o te enseñe a utilizarlo para su buen uso y bienestar. 



sábado, 28 de noviembre de 2015

EL BIEN Y EL MAL


EL BIEN Y EL MAL



“El bien” es todo aquello que hace lo que necesita y conviene al ser humano para su desarrollo y evolución, y “El mal” es todo lo contrario: la negación de lo que es y conviene al ser humano en su aceptación y comprensión de sí mismo y su entorno.

El solo hecho de pensar que una cosa “mala y cruel” pueda ser útil, es ya de por si un pensamiento “inmoral” y “perverso” en cualquier comportamiento humano.

No se puede y menos se debe usar la justificación de actos de  maldad y crueldad, como seña de identidad y diferencia, o como un fin. Es un engaño en sí mismo.

El ser humano ha estado y está en un momento crítico, siempre, es la búsqueda, por naturaleza, de su identidad como ser pensante. Por un lado su capacidad de entendimiento hoy parece más desarrollada, ahora bien, del mismo modo hay una parte confundida en el significado de ese desarrollo. Se confunde desarrollo con inventos para uso y bienestar material, pero en la capacidad de exteriorizar y compartir  la creatividad de la que dispone, olvida lo más importante… la del conocimiento de sí mismo, y por ende la de sus semejantes.

Reflexionemos un momento.

Insistiendo en mi concepto de que somos seres únicos, debemos saber diferenciar tanto tiempos como circunstancias individuales, dentro de sociedades también muy desiguales.
Así como para los occidentales, contabilizamos veinte siglos de historia, en otras zonas del planeta contabilizan bastantes más. La evolución y desarrollo de cada una de las civilizaciones nos ha llevado por caminos diferentes: guerras, conquistas, religiones, cada raza etnia o grupo creía y cree estar en poder de la verdad más absoluta, sin importarle realmente el humano en sí y sobre todo no se aprecia lo que realmente significa “la vida”. ¿Y hoy siglo XXI que ocurre?, pues ocurre que estamos igual. Luchas internas y externas. Imposición de voluntades. Intereses materiales. Competitividad. Manipulación. Subjetividad ante hechos. Mentiras repetitivas. Y así un largo etcétera.

Es más que importante saber diferenciar el “bien” del “mal”, desde su esencia natural (lo que conviene al ser humano, o la ausencia y negación de quien es). La evolución del ser humano depende en gran medida de ese conocimiento.

Razonemos.

El mundo en el habitamos todos los seres humanos, ya marca cierta diversidad, diferencias de toda índole, y esa diversidad lleva a evolucionar de diferentes maneras y sobre todo en tiempos que parecen los mismos, pero sin ser cierto, cada cual tiene sus tiempos, su evolución, su aceptación de quienes son y quienes somos. Para ello hace falta la objetividad, con la templanza debida en el reconocimiento de las diferencias existentes, se conseguirá llegar al entendimiento y evolución general.

Según, al parecer decía Einstein, y con buen criterio, la vida es peligrosa no por los que hacen mal, y son crueles, según mi parecer, sino por aquellos que se sientan a ver qué pasa, o justifican, según mi criterio añadido, acciones crueles.

Nada ni nadie puede imponer voluntades a otro ser, aseverando estar en poder de la verdad absoluta para el bien general. Si además lo hace con violencia y crueldad, deja de ser un “bien” para convertirse en un “mal” absoluto.

Decía alguien, para gustos están los colores. Si en las cosas más sencillas se marcan diferencias, como podemos pensar siquiera por un instante que social, cultural, profesional, y personalmente todos somos iguales.
Hay a quienes les gusta la poesía, otros la rechazan, hay a quien le gusta la novela histórica, otros prefieren la novela de ficción, con la música ocurre otro tanto, y así un sinfín de diferencias. Del mismo modo ocurre cuando el lugar donde has aparecido en este planeta, es tan diferente geográfica y geológicamente; no es igual vivir en sitios cálidos, como en sitios gélidos, en lugares frondosos y fértiles, que en lugares desérticos y abruptos. De ahí las diferentes razas, etnias, culturas y comportamientos. En esa disparidad y el respeto hacia ellas está la evolución de los seres humanos. Sumar, para crear y desarrollar.

Ahora y en este punto yo me hago una pregunta, ¿soy capaz de defenderme ante el mal?, (el mal en su concepto más visible  natural y cotidiano), una agresión física, un insulto, e incluso un atentado a mi más preciado valor y posesión “la vida”. Para ello debo valorar mis capacidades y las del otro, quizá igualmente su momento de evolución y sus condicionantes étnicas y culturales.

Hay quienes se sienten ofendidos llegando incluso a juzgar a otros seres humanos, por el simple hecho de que esos otros, no practiquen o sigan iguales costumbres, creencias o los mismos ritos costumbristas tanto en el ámbito familiar como social, creo esa no es razón para atentar con un “mal” que roza la crueldad; la manipulación y la imposición de lo propio sobre lo del otro. Llegando como por costumbre tienen los humanos, a luchas fratricidas. Al parecer siempre será igual, sino vamos poniendo claridad a nuestra razón de ser.

Buscando algún sentido a esto, soy incapaz de generalizar soluciones. Y mucho menos transmitir consignas como…. Los culpables son…. Si se hiciera esto en vez de…. El amor…. Dar sin esperar nada a cambio…. Acoger…. Palabras, palabras, palabras, que realmente no van a la esencia del problema, saber diferenciar el “bien” del “mal”.

Empiezo analizando ese “mal” como una enfermedad de la que debo desprenderme, siendo sujeto pasivo. Observo cuanto de peligro hay en ella para mi bienestar y la consecución de mi vida, el riesgo en el que confluyo para su solución, y contando con que quizá deba de extirpar de raíz ese mal, perdiendo una parte de mí, para el bien de mí persona y en general.
Como sujeto activo, debo ser capaz de no crear esa enfermedad, teniendo como base de comportamiento, el respeto hacia el otro y la voluntad de crear el bienestar. Lo que es lo mismo, no hacer mal, ni por impulso propio, ni por pertenencia a grupos e ideas de otros.
Es una enfermedad incurable cuando no se sabe situar realmente donde está su origen, y sobre todo dejando que ese mal se reproduzca por ignorancia, seguimiento de ideas o pasividad.

Si empiezo por reconocer desde mi interior el significado de “mal” y “bien”, podré discernir igualmente esas diferencias en el exterior, siempre referidas a comportamientos propios y de otros y yo como ser pensante y libre, para tomar decisiones en la defensa tanto del bienestar como de la propia vida y la ajena.
No dejaré de recordar que el ser humano es tremendamente manipulable, a consecuencia de ser un “Ser” emocional, lleno de miedos y dudas.

No hay peor mal que condicionar o ser condicionados con demagogia, (manipulación de sentimientos), comportamientos y actitudes, con creencias de posesión de verdad absoluta, de soluciones mágicas a problemas individuales o colectivos. De inculcar y generar devociones sin obligaciones, de tener derechos sin responsabilidad y esfuerzo, y así un largo etc.

Ahí está la auténtica enfermedad o mal, la del Alma. Como mínimo, si somos capaces de reconocer la enfermedad del cuerpo y poner remedios para su curación, así debemos defendernos y poner remedio para que el Alma no enferme. Evitar actos violentos, saber de quién nos agrede y porqué sin consideración alguna; ya sea con manipulación psíquica, como con imposiciones y amenazas de daño físico.

Saber diferenciar en su más escrupulosa esencia el “bien” del “mal”. Desde dentro hacia fuera. Claridad ante todo.

El “bien” existe por si mismo, y el “mal” es la ausencia del bien. Es como la obscuridad, no existe en sí misma, es la ausencia de luz. La ausencia de cosas “buenas”, crea cosas “malas”.

Reflexionemos desde nuestra esencia, desde lo más profundo de nuestro interior en el concepto de “bien” y “mal”. Es fácil si nos situamos y observamos nuestro centro motor más receptivo “el corazón”.
El corazón es por naturaleza biológica el centro energético principal de recepción de emociones e impulsor de acciones.

Ahora bien no es nada saludable escuchar y actuar solo desde ese órgano. Hay otra parte igualmente o quizá más, puesto que no es un órgano vital como si es el corazón, que es “la razón”, esa proviene desde nuestra esencia “el alma”.
Por tanto creo que desde el “corazón” sí, pero con la “razón”, es la única manera de saber discernir para la comprensión, la enorme diferencia que existe entre “mal” y “bien”.

No quiero adentrarme en disquisiciones que llevarían a filosofar en exceso de los diferentes porqués de hacer y consentir el “mal”. Habría razones personales y referidas siempre a los momentos presentes y de confusión a nivel general. Eso llevaría además a “justificar” actos o situaciones, por el mero hecho de empatizar sí, pero sin asertividad alguna para su resolución, y sobre todo, a llevar fuera las responsabilidades propias  culpabilizando a otros.

El “bien es el “bien” en sí mismo y el “mal” es la ausencia de “bien”. Esa es la única verdad.

Reflexionen en ello.


La evolución y conocimiento de sí mismo genera la evolución y conocimiento del otro. La responsabilidad de los actos y sus consecuencias deben ser asumidas con humildad y compromiso de rectificación. Generar y exigir “bien”, no aceptando que su ausencia genere “mal”.
Ser Luz para iluminar la obscuridad.


sábado, 10 de octubre de 2015

"LA REGRESIÓN"...Un paso más


  “LA REGRESIÓN”... Un paso más


En un escrito anterior he dejado expuesto que es La Relajación y La Meditación, los beneficios que para las personas tienen ambas y las diferentes técnicas que se pueden utilizar en su aprendizaje. Creo es momento de hacer un pequeño avance y explicar que es La Regresión dentro de las terapias transpersonales. Es un paso más en el conocimiento personal, y específicamente orientado al desbloqueo de situaciones emocionales traumáticas de origen desconocido.

¿Qué es La Regresión?.- Regresión es la acción de volver atrás.- vivir experiencias anteriores.- recordar.

Ahora bien vamos a diferenciar entre volver atrás, (regresar, ir hacia atrás) y recordar; la diferencia está en el estado de conciencia. Recordar es sencillamente hacer uso de la memoria, mientras que regresar es utilizar para ello un estado alterado de conciencia, revivir hechos acontecidos en diferentes etapas de la vida o en algunos casos en etapas anteriores.
Es otra técnica o medio de desarrollo personal y sobre todo lo que se obtiene con ella es un mejor entendimiento del momento presente. Es la búsqueda de causas por las que creemos tener dificultades en la vida cotidiana, en el presente, en el “aquí y ahora”.

Cuando una persona está tranquila y disfrutando, no se cuestiona ni se pregunta porqué es que se encuentra en dicho estado o situación, solo lo hace cuando está triste, deprimida, frustrada, dolorida, apesadumbrada, etc.
Solo cuando no se sabe y ese no saber hace sufrir, es cuando se cuestiona y se pregunta "¿por qué me sucede esto a mí?"”¿qué hago o que no hago para que me suceda esto?” y es en ese momento en que aparece dicha pregunta, cuando surge la búsqueda y con ella la posibilidad de comprender, aprender y evolucionar personal y espiritualmente.

La vida sin situaciones adversas no existe, los problemas surgen cada día y a cada momento.
La terapia regresiva nos puede ayudar a veces a resolver conflictos y o a convivir con ellos sin sentir amargura o desesperación, llevando en infinitas ocasiones esos sentimientos, a enfermar el cuerpo y aún peor a impregnar heridas en el Alma.

La Terapia Regresiva abarca al ser humano como un Todo, es decir, el Cuerpo Físico, el Ser Emocional, La Mente (con todos sus condicionantes), y el Alma o Energía Vital.

La palabra Regresión quiere decir textualmente Regresar, Revivir. La creencia natural es pensar que vamos a revivir vidas pasadas, pero no siempre es así, puede tratarse simplemente de regresar a una experiencia en los primeros años de nuestra vida, a una experiencia intrauterina o a algo mucho más reciente en el tiempo. Nuestro subconsciente es en realidad quien decide qué es lo que necesitamos “revivir” que no solo “recordar” para saber; sino “revivir” para comprender, rectificar y sanar.

Con la terapia regresiva partimos del “aquí y ahora”, en busca de experiencias vividas y bloqueadas a su vez en el inconsciente, vivencias que nos puedan ayudar a encontrar respuestas a problemas o a situaciones del presente.

“Traer al consciente todo lo que el inconsciente almacena”

Solo desde la consciencia se tiene el conocimiento. La desidentificación de si mismo, para ver bajo la perspectiva de espectador hechos propios acontecidos en momentos puntuales, o a lo largo de las diferentes existencias, es el punto de partida de toda regresión. La no identificación da paso a la objetivación o despersonalización.

La herramienta principal de la Terapia Regresiva es la Relajación. La Relajación permite entrar en una frecuencia cerebral en la que el inconsciente aflora de manera libre, sin prejuicios ni condicionantes. De esta forma, buceando en el inconsciente, se puede llegar a descubrir los episodios traumáticos no resueltos; episodios que producen tensiones físicas y diferentes patologías incluidas las psicosomáticas.

En una primera regresión, se hace una relajación profunda, siempre guiada por un terapeuta de confianza, donde la persona es consciente en todo momento de lo que siente y ve, recordando todo el proceso y lo que en él acontece una vez terminada la sesión. El terapeuta debe guiar asépticamente la sesión, nunca condicionarla; ni aun cuando la persona quiera una búsqueda especifica. Es un proceso lento, aclaratorio de vivencias. Muchas de estas vivencias pueden ser atribuidas a herencias genéticas, consciencia universal, telepatía, recuerdos de lecturas o incluso películas. No todas las sesiones son igualmente reveladoras, pero sirven como base para sesiones futuras de las cuales obtendremos más comprensión.

La regresión es un enfoque científico y humanístico para entrar en áreas de la mente inexploradas anteriormente. La mente interna (el inconsciente) se asemeja a una gran biblioteca donde todo el conocimiento está guardado y disponible para ser consultado y usarse.

La vida que vivimos en el presente es la consecuencia de lo vivido en el pasado inmediato de la existencia presente, o anterior a ella; mientras que en el presente, vamos sembrando las semillas de lo que nos sucederá en el futuro.
Muchos de los conflictos vividos o simplemente experimentados desde y con nuestro entorno en esta existencia o en vidas anteriores, se manifiestan nuevamente en el presente como, fobias y miedos de todo tipo, enfermedades, adicciones, depresiones, ansiedad, desórdenes de toda índole , problemas en la comunicación con otros,  y todo tipo de conflictos emocionales, sociales  y familiares.
Con la terapia de regresión, desarrollamos nuestra capacidad de comprender el presente, en base a los sucesos del pasado, y con ese conocimiento se tiene la posibilidad de bajar el nivel de culpa y ansiedad, e incluso hacerlo desaparecer, de nuestro presente.

La inmensa mayoría de las veces después de terminada la sesión regresiva, la persona pregunta, ¿es real lo que he visto o sentido?, en ese momento el terapeuta debe ayudar a dilucidar si ese momento vivido forma parte de un deseo impregnado en el subconsciente, y al ser liberado, en el estado alterado de conciencia, y desde la observación consciente surge por si mismo, o es un hecho real bloqueado que aflora en ese momento, para responder a una emoción o sentimiento presente a resolver. Entre ambos deberán analizar ese momento y emoción vivida.

A la hora de hacer una regresión, se debe saber que la mente es muy influenciable, de fácil estimulo (sobre todo en ese momento alterado de conciencia), y al igual que sirve para esclarecer momentos presentes de confusión, también puede llevar a “confundir” si quien guía esa técnica, utiliza parámetros condicionantes con un fin determinado.
   
Los terapeutas deben cuidarse muy mucho de no inculcar creencia alguna en los pacientes, y no realizar los ejercicios con personas inconscientes. Hay casos documentados de que terapeutas incompetentes, dogmáticos o ideologizados,  pueden guiar a la creación de escenarios complejos que nunca existieron. Como consecuencia de esto hoy son legiones de personas las que creen recordar maltrato infantil, violaciones, satanismo etc., sin que exista evidencia alguna de que eso se trate de verdades.
Los recuerdos inducidos por terapeutas incompetentes o inescrupulosos, son realmente velos que la persona se deja poner ante su realidad fehaciente. Con ello como antes dije más que esclarecer, lleva a la confusión.

En términos generales debemos saber que no es posible elegir conscientemente con qué momento o situación queremos conectarnos, será nuestra mente interna la que nos guiará sabiamente a vivencias, recuerdos o fantasías que necesitemos, para nuestro desbloqueo emocional o crecimiento espiritual; pero sí se puede inducir por parte de como antes dije de terapeutas dogmáticos o ideologizados, lo que llevaría a la confusión.
Cuando se realiza una regresión, se va sin expectativas concretas. No se sabe que sucederá. No es comparable con ninguna otra regresión que le hayan practicado a un amigo o a otros, inclusive no será igual a otras que la persona  haya hecho anteriormente.
Cada persona tiene sus propios canales de percepción, sus códigos; hay quien visualiza y ve claramente que, y a quien está sucediendo tal o cual cosa, incluso donde y cuando, y hay que la simple emoción de un escenario en un momento reconocido o no, le esclarece parte de su presente. Ocurre igualmente que cada momento personal requiere un tipo de dato, para lo que la mente hace su búsqueda interna y profunda, hacia su centro de verdad.

En realidad toda terapia se apoya en dos creencias fundamentales, la persona debe creer que el terapeuta elegido puede ayudarle y el terapeuta debe creer que se encuentra en condiciones de ayudar a esa persona. Ser lo más aséptico posible, por ambas partes. Estas dos creencias son en realidad mucho más importantes que la información que surge en las regresiones. Recordemos, es una apertura del inconsciente al consciente.

Muchos investigadores (me incluyo entre ellos) creen que las vivencias que se experimentan durante la terapia regresiva, en realidad son bloqueos emocionales en la existencia de vida presente, más que reencarnaciones pasadas; nos conectamos con recuerdos presentes en el inconsciente personal y colectivo. Otros creen que en toda sesión de regresión nos podemos encontrar con un alto porcentaje de “recuerdos reales”, mezclado con otro importante porcentaje también de “deseos y fantasías”. En mi opinión, en realidad lo que importa, no es si los recuerdos son reales o fantasías, de vidas pasadas o de la presente desde el estado embrionario, (descartando por supuesto los inducidos por malos “terapeutas”), sino que nuestro inconsciente, por medio de dichas vivencias, se expresa de forma que, de las sesiones surgen los efectos de conocimiento y sanadores pretendidos.

Algunas personas logran beneficios con solo un par de sesiones (nunca con una sola sesión), pero generalmente se necesita toda una serie de regresiones para lograr resultados. La continuidad con la que se practiquen las regresiones, suele traer más seguridad y además aumenta la capacidad de relacionar lo experimentado, con lo que se vive en el presente inmediato, con lo cual disminuyen las incertidumbres, los miedos y las obsesiones.

De todas formas, probablemente la Terapia Regresiva sea una de las técnicas con las cuales se logran resultados más rápida y efectivamente.
Todo gira sobre la idea de que el inconsciente conserva mucha información traumática, bloqueos emocionales y un sinfín de datos, que pueden modificar y así comprender y mejorar nuestro presente, nuestra vida en esta existencia.

La meta es aprender más acerca de la mente interna (el inconsciente) y viajar a través del espacio tiempo, con el fin de explorar la esencia del ser espiritual que cada persona es, envuelto en una aventura emocionante de existencia, dentro una materia caduca llamada cuerpo y por un tiempo limitado llamado vida.


En conclusión la Terapia Regresiva no deben abordarse como un mero entretenimiento o experimento curioso y que se puede realizar de cualquier forma; sino que deben abordarse seriamente como un medio de responder y dar solución a situaciones traumáticas, o bien como enriquecimiento y evolución personal y crecimiento espiritual.


miércoles, 9 de septiembre de 2015

CAMINANDO EN ESTA EXISTENCIA


CAMINANDO EN ESTA EXISTENCIA

Caminando en esta existencia, aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único,  no un laberinto caótico y desordenado. Hay quien entra en un laberinto por el mero hecho de no escuchar lo que su naturaleza en su esencia ya sabe.

Cada paso en el caminar, es una experiencia, un aprendizaje, una emoción recibida, y saber que es de sentido único, hace menos espinoso y duro cada error que cometemos.
Tomar  conciencia del aquí y ahora  y mirando hacia delante, llegaremos a entender que el llamado error quizá no sea tal, sino una llamada de atención para saber cuál es realmente el camino a seguir.
Solo se debe girar y mirar hacia atrás, cuando una situación presente es similar a otra, o bien tienes la sensación de encontrarte con algo conocido, entonces es bueno para no caer en el mismo “error”, hacer un ligero examen de conciencia. Pero solo hasta ahí, e inmediatamente volver a encaminar nuestros pasos hacia delante.

La mayoría de la gente puede hacer cualquier cosa, no importa lo absurda que sea, con un solo fin, el de evitar  su conciencia y así no enfrentar su propia alma, su esencia, ante la realidad y con responsabilidad. Ese es uno de los mayores errores que se puede cometer. Siendo el principal obstáculo que dificulta el camino a seguir.

Cuando abordamos una situación o explicamos a terceros que es lo que nos inquieta y hace dudar de cómo hacer o resolver un contratiempo, o la toma de un decisión,  la mayoría de las veces comenzamos por darnos y dar todo tipo de explicaciones, mera  “justificación”, y conforme vamos desarrollando en la mente el hecho, bien sea para sí o para otros, esa justificación pone velo a la realidad y con ello impide su resolución efectiva, perdiendo la visión real del camino a seguir.

La incertidumbre, el miedo, e incluso la vergüenza a ser juzgados por otros, impiden que muchas personas busquen en su interior y sobre todo desde el corazón, nuevas formas de resolver problemas o simples hechos, con responsabilidad.

Cada instante de nuestra existencia es nuestra posesión más valiosa. Si sabemos vivir ese instante, desde el corazón y hacia la razón como conexión, dejaremos que el alma aflore en su totalidad y sin justificación alguna, nuestro caminar será cierto y de aprendizaje. Saber de sí mismo, reconocernos en todo momento, vivir cada experiencia de verdad, hacer el inconsciente consciente, es caminar hacia delante.

Ahora bien, saber mucho no es ser inteligente y menos referente a sí mismos, la inteligencia no es solo adquirir información de todo y memorizar, sino también adquirir  juicio y valores de la misma, por eso debemos interiorizar y unir el corazón y la mente con conciencia. El corazón recibe emoción y la razón filtra.
La información debemos aprender a manejarla, ya que siempre estará unida a una emoción, emoción que la razón le dará la forma adecuada, para el buen fin en la consecución del camino de nuestra existencia.

Porque digo que saber mucho no es ser inteligente.
Estamos llenos de deseos, deseos de toda índole, pero en este momento vamos a centrarnos en deseos de aprendizaje para el   conocimiento personal.
Para ello comenzamos por buscar y leer todo tipo de escritos, con la sola intención de buscar respuesta a inquietudes, pensamientos, sensaciones y sobre todo para encontrar soluciones a hechos que nos incomodan o desestabilizan. Cierto es que como comienzo es el más acertado, pero también no es menos cierto que un exceso de información sin filtro alguno puede llevar a confusión.

En este punto debo recordar que somos seres únicos, tanto es así que si observamos con atención, veremos que por muy igual que parezcan dos situaciones, la mayor parte de las veces las actuaciones y las resoluciones son diferentes. El camino por esta existencia es personal y como nosotros mismos, único.

Cada información que obtenemos sea por el medio que sea, debe ser pasada por el filtro personal, ese filtro no es difícil  saber cuál es, “corazón-razón”, comunicarse directamente con la conciencia y dar posibilidad al alma a decir que es lo mejor para nuestro conocimiento y bien caminar en esta existencia.

Saber mucho como ya he dicho no es signo de inteligencia, y mucho menos de sabiduría. La inteligencia pasa por saber separar la paja del trigo, entender algo no es saber de ello, y la sabiduría es no solo inteligencia y aprendizaje, es además experiencia. Sobre todo con respecto al ser humano, cuanto más se sabe “que es”, menos se sabe “quién es”. Por ello muchas búsquedas de sí mismos, fracasan, y no tan importante es el fracaso, como la confusión a la que lleva en infinitas ocasiones. 

.-Debemos saber.- que si el camino de la existencia es arduo, por sus circunstancias, hechos que afrontar y superar, “no podemos permitir más confusión en él”.

.-Debemos saber.- que la mucha información sin filtro y comprensión total, “nos lleva más que al avance, a la confusión y con ella al retroceso”.

.-Debemos saber.- que el camino de la existencia es único e “intransferible”, “lo que es bueno para unos puede no serlo para sí mismo”.

.-Debemos saber.- que ser inteligente es adquirir conocimiento desde nuestro interior y con nuestro momento y capacidades, “de lo contrario es ser un mero transmisor del saber y experiencias de otros”.

.- Debemos saber.- que la “humildad” en este camino personal es la base del aprendizaje, “de lo contrario la propia existencia provocará en nosotros ser un “hámsters” dentro de una jaula”.

.- Debemos saber.- que el aprendizaje pasa por vivir experiencias que corroboren lo aprendido “sino es así caminamos por una senda equivocada”. Papagayos repitiendo experiencias ajenas.

Caminando en esta existencia y en esa vía de una sola dirección, he comprendido que es “bueno parar a descansar”.

Mirar con perspectiva y dejar que “con silencios el alma diga”.

Tener oídos para escuchar “que no orejas para oír”.

Saber con certeza que el camino de la evolución es personal”

Leer para aprender “que no para fantasear con otras realidades, creyendo poder ser el otro”.

Debemos saber y decirnos:

Mi existencia es solo mía, recibo de ella lo que he sembrado y nadie ha interferido sin yo haber dejado que así lo hiciera.

Calzarme los zapatos del otro para saber de él que no para ser él”.

Dar la mano a quien así lo requiere, “pero no hacer lo que no me corresponde”.

Ser sincera conmigo y con otros, “pero sabiendo y conociendo el momento propio y el del otro, y que mi sinceridad no dañe u ofenda”.

Empatizar  con todo “pero sabiendo diferenciar cada situación”. Solo se hace bien cuando desde dentro sabemos salir fuera. Cada cual debe saber salir de su caverna particular. 

Caminando caminando se va haciendo el camino en esta existencia, que  además  es vida, “La Vida” que hemos elegido vivir o creemos nos ha tocado sufrir..... ¡qué más da el adjetivo con que la adornemos!, es en la que estamos inmersos, y la única de la que podemos experimentar lo que realmente ya sabemos, para adquirir el conocimiento necesario en el camino de la evolución personal.


Mis deseos para todo aquel que está inmerso en su camino de la existencia con responsabilidad son…… “Luz, Amor y Armonía”.

viernes, 22 de mayo de 2015

EL CAMINO DEL DESARROLLO ESPIRITUAL



El Camino del Desarrollo Espiritual

Antes de comenzar cualquier cosa y sobre todo caminar hacia algo, debemos conocer que es lo que buscamos. Para ello si queremos adentrarnos en un camino espiritual, tendremos que conocer lo que significa la espiritualidad. Por tanto definamos que es.

La espiritualidad se entiende a partir de la oposición entre la materia (cuerpo) y el espíritu (alma).
Por tanto podemos relacionar la espiritualidad con la  búsqueda del sentido de la vida que trasciende lo mundano.

En concreto, se considera que ese camino es una manera de adquirir nuevos valores y de mejorar a nivel personal en aspectos tales como el silencio, el ser más reflexivo, el  aprender a vivir con lo que tenemos. La sociabilidad o la necesidad de escuchar y de ayudar al prójimo, sabiendo que no podemos vivir solo pensando en las necesidades físicas y materiales.

Empezamos el camino espiritual “aspirando” hacia una transformación instantánea de toda situación por la que estamos pasando en la vida. Ahora bien la mayor parte de las personas olvidan o más bien desconocen, que entre el principio y el final de ese camino, están un sinfín de pasos intermedios o trabajos a realizar.
Ese proceso continuo de auto-examinación que es el “Camino Espiritual” seduce sobremanera a algunas personas, así como a otras las decepciona cuando no logran esa paz interior o sabiduría, después de leer libros o realizar un taller de fin de semana, para el despertar espiritual  o desarrollo personal.
Tanto el despertar espiritual como el desarrollo personal, requiere “Paciencia”, “Duro Trabajo” y “Disciplina”.
Es una tentación andar de sitio en sitio, de escuela en escuela, de grupo en grupo, buscando experiencias fuertes y ¡si son gratuitas mejor!, sin establecer un compromiso de auto-investigación y práctica profunda en una disciplina concreta, con la intención de hacer.
Querer hacer y liberarse del sufrimiento, es lo que da  la motivación en la búsqueda de la iluminación. No solo hacer sino “querer” hacer, conlleva disciplina y trabajo continuo.
La espiritualidad del siglo XXI es acusada a menudo de vender respuestas superficiales y brillantes a complejidades y momentos dolorosos de la vida. Cuando se te dice que el pensamiento positivo siempre te protege de todo peligro, del sufrimiento o de los fracasos, están ofreciéndote promesas superficiales. Así como un sinfín de talleres gratuitos de meditaciones ofreciéndote con ellas un bienestar y conocimiento, igualmente promesas superficiales. De todo esto viene y con razón las acusaciones que se profieren a modo de insulto.

También usarlo como hobby o como un entretenimiento placentero o intelectual, con escasa implicación personal, no es fácil que se dé la transformación personal profunda y mucho menos el desarrollo espiritual.

Te equivocas, si no hay una base profunda de querer adquirir conocimiento, la sola búsqueda superficial de nuevas experiencias, no te acerca más al camino espiritual sino que te aleja de él.

Lo que normalmente conduce a la gente al camino espiritual, suele ser una tragedia personal, la muerte de un ser querido, una pérdida importante o cualquier cosa que resulte tan dolorosa que acaba traspasando la barrera del dolor y conectando con algo más profundo.

Este tipo de experiencias cotidianas, hacen sentir un algo más interno que llevan a la búsqueda de diferentes formas de alcanzar experiencias místicas o de iluminación. La conciencia se abre y puede servir de inspiración o motivación para la búsqueda personal del desarrollo espiritual.

Es la búsqueda de la iluminación por ejemplo; que se comprenda la realidad de que las cosas son como son y las emociones que provocan son las que hay que saber darles su tiempo y la magnitud que merecen, sin que sean el motor de un comportamiento continuado.
Se Puede haber tenido una realización o iluminación con ese tipo de circunstancias sí, pero otras partes de su comprensión siguen oscuras, para ello hace falta voluntad, paciencia, disciplina y duro trabajo, como antes dije.

Practicar la sabiduría en los conflictos cotidianos y saber gestionarlos, muchas veces es más difícil que retirarse a una cueva a meditar fuera del mundanal ruido.

En el camino espiritual hay muchos momentos y circunstancias para la auto-decepción, porque somos seres inseguros e inflados de “egos” a la vez. Por eso  hacerse las preguntas adecuadas y vivir con ellas es muy conveniente.
El autoconocimiento es imprescindible, y para ello se requiere mucha humildad y la voluntad de pedir la opinión de quienes te rodean. Eso es lo que te ayuda a mantenerte centrado en el propósito, porque si no, hay muchos riesgos de perderse en el camino. Para hacer ese camino con el menor riesgo de error debes buscar un maestro o terapeuta con experiencia. Piensa por un momento que al igual que un cirujano para abrir tu cuerpo necesita estudio y práctica, un maestro-terapeuta espiritual, va abrir tu “alma”.

En este arduo camino del conocimiento personal, para el desarrollo espiritual y con él alcanzar la iluminación, hay muchas trampas. Trampas que debemos conocer si realmente estamos dispuestos a seguir ese camino.

Las Diferentes Trampas

Leemos libros y escuchamos a maestros/as que nos transmiten conceptos como el desapego, la compasión, la humildad etc. Por un momento nos engañamos pensando que hemos alcanzado una comprensión de esas cosas, pero más adelante observamos en nuestra experiencia cotidiana que no, que no están integradas en nosotros, que nos cuesta. Puede que te desmotives en ese momento, pero piensa que el primer paso que tienes que aprender es a “aceptar” y “aceptarte”, a partir de ahí, seguir avanzando.

Otra “trampa” es que durante las diferentes prácticas de diferentes técnicas, puedes llegar a experimentar estados alterados de conciencia de gran gozo, intensidad y felicidad profunda. Pues bien no te obsesiones con volver a alcanzar esos estados porque son impredecibles. Ábrete a ellos pero no los persigas demasiado porque podría ser causa de decepción y desmotivación, especialmente porque cuanto más los persigues más te rehúyen.
Incluso puede parecerte que has alcanzado la realización (comprensión profunda) del sentido de la vida y cosas así. Puede que hasta te creas que has alcanzado la iluminación o el despertar. No te entusiasmes demasiado y sigue practicando.
Lo que verdaderamente importa es como aplicas todo eso que vas aprendiendo, a tu vida cotidiana y a tus relaciones con las demás personas.

Otra de las trampas y para mí la más grave es que al integrar la espiritualidad a nuestras vidas puede hacernos caer en el papel de salvadores o pequeños maestros mesiánicos o bien creer estar en poder de la “piedra filosofal”. Si te encuentras convirtiéndote y creyéndote  un “iluminado/a”, sintiendo que eres diferente a los demás y que estás destinado a la maestría espiritual,  ¡cuidado! quizás estás sufriendo una terrible vanidad y una atroz grandiosidad. Nada estás aprendiendo.

Existe una gran diferencia entre crear cuidadosamente un camino espiritual que incluya prácticas sencillas y genuinas, de una gran variedad de enseñanzas y ser una abeja que va de flor en flor, buscando no se sabe qué.
No todo lo que brilla es oro. Escoger un maestro es escoger un camino. Hay una disparidad de maestros y dentro de ellos diferentes técnicas de aprendizaje, así como de sus diferentes comportamientos.

Aquellos que minimizan el duro trabajo que acompaña al verdadero camino espiritual o todo lo contrario que lo eleva hasta la ciega adherencia al gurú, maestro o sanador, están faltando e incluso traicionando el auténtico mensaje espiritual.

Para saber que disciplina debes seguir en tu camino espiritual, debes comenzar por una disciplina moral, que al principio es muy necesaria. La disciplina moral consiste en unas normas básicas de comportamiento, lo que es lo mismo, saber diferenciar el bien del mal y  utilizar el libre albedrio con responsabilidad.
Al principio cuando la persona está perdida en un sinfín de dudas y emociones, no debe quedar a merced de cualquier enseñanza fanática o extremista, por eso es necesario tener consolidada esa disciplina moral.

Hay que tener cuidado de quienes claman poderes especiales o de iluminación. Son quienes llevan a la decepción y al equívoco de lo que realmente es el camino de la espiritualidad.

La iluminación es un estado de comprensión de las cosas más allá de su apariencia, un tipo de comprensión que te transforma.

La disciplina moral nos ayuda a mantener unos hábitos que previamente hemos adoptado y, a través de ellos, desarrollar la conciencia. Conciencia que sabrá discernir el bien del mal, propio y ajeno, la entrega con responsabilidad, la humildad sin vasallaje y el respeto hacia el otro.

Piensa que también a tu maestro, o maestra le suelen ocurrir cosas. Si tu guía cae en depresión o enferma, o se separa de su pareja, te desilusiona. Te dices: "¡Pero si es un guía espiritual!" ¿Y qué? También es un ser humano en el proceso de conocimiento y desarrollo.
Hay que vivir con esa paradoja. Quédate con lo que te transmite, con lo que aprendes y creces a su lado. Lo demás forma parte de su propio proceso de crecimiento espiritual. Y quizás tú puedes usarlo también para el tuyo propio, si lo miras con sabiduría y compasión.

Recuerda: el camino espiritual es un trabajo de toda una vida; no sólo para ti, también para tu maestro-guía.

Superioridad, juicio y sentencia, son las trampas más dañinas dentro del camino al desarrollo espiritual. Ahora bien hay otras muchas como, la ignorancia, el menosprecio, y la crítica a quien en ello se imbuye.

Como en todo, siempre hay dos lados (trampas), en los que puedes caer: por exceso o por defecto.

Comienza tu camino con humildad, y sin perderla, trabaja con regularidad y constancia, respetando los caminos del otro. Nunca ningún camino hacia la espiritualidad debe alejarte de los tuyos, de tu entorno y de tus obligaciones cotidianas.

El desarrollo espiritual es la comprensión de tu momento en la existencia presente, la comunión de lo que quieres y debes saber.

Quien algo quiere algo le cuesta.
Nada es gratuito en la existencia.
Valora el esfuerzo propio y ajeno.
Ese camino de aprendizaje requiere un algo mas ¿realmente quieres hacerlo?.