NO
SIEMPRE
No siempre es fácil cambiar
nuestros patrones de vida, pero es posible hacerlo.
No
siempre vivimos como queremos sino como podemos.
No
siempre obtienes lo que quieres, sino lo que te
corresponde.
No siempre son los fallos lo que más nos perjudica, sino la
manera de proceder después de haberlos cometido.
Sea cual fuere el punto donde te encuentras actualmente, puedes lograr
lo que desees o quieras.
Como digo en la primera
frase de este escrito, -no siempre es fácil cambiar nuestros patrones de vida-,
¿pero es posible?. Difícil
responder a esa pregunta con prontitud.
Aunque en la frase afirmo
–es posible hacerlo-, creo que
lo lógico es primero plantearnos la pregunta,- ¿es posible?, para después de una reflexión, quizá y digo quizá
intencionadamente como ayuda a la reflexión, llegar a la afirmación –¡es posible hacerlo!-.
Siempre que decidimos
cambiar, enfrentamos resistencia. Todo cambio por nimio que sea suscita un
desafío, un reto, y con un además; es una carrera de fondo para la que se necesita
preparación. La decisión del cambio debe tener una sólida base y una motivación
evidente, no solo ser un deseo momentáneo o una consecuencia de un momento
puntual.
Si es un simple deseo, es
fácil aprender diferentes formas de actuación y comportamiento. Siempre
dependiendo para que ese cambio y porqué, exigirá una voluntad y un esfuerzo
más o menos intenso, pero siempre habrá resistencia que superar.
No es igual aprender a
cambiar modales y apariencias, que actitudes y comportamientos. Como tampoco es
igual o mejor dicho es muy diferente, si queremos un cambio interior como simple experiencia por
curiosidad o como aprendizaje y evolución. Todo cambio genera una consecución
de cambios. Todos son aceptables e igual de válidos, pero muy diferentes en
formas de acometerlos y en tiempos de logros.
“Deseo o quiero”, esa
sería la primera interrogante. La segunda, “motivo”. Y una tercera “porqué”
de ese cambio.
Hay una segunda frase que
expongo y dice, -No siempre vivimos
como queremos sino como podemos-. ¿Hasta qué punto aceptamos esa
afirmación?.
Se confunde con mucha
frecuencia el verbo “querer” con
el de “desear”.
Muy pocas veces los
deseos se hacen realidad. La mayoría de las veces nos topamos con enormes
fisuras o profundos socavones. Cuando deseamos riquezas, un amor
extraordinario, una familia perfecta etc., imaginamos, fantaseamos, llegando
con nuestra imaginación a la utopía. Las fantasías engendran quimeras.
Nuestra naturaleza nos
empuja a desear constantemente e imaginar esos otros mundos en los que
encontraríamos la felicidad, olvidando que la felicidad se consigue aprendiendo
con esfuerzo a “querer”, a
mirar desde nuestro interior y ver de otra forma lo que nos ocurre.
Al igual que nuestra
naturaleza nos induce al deseo igualmente nos provoca cambios. Cada minuto de
nuestra existencia es diferente al anterior y al posterior. La vida es un puro
cambio, un movimiento continuo. Las dudas, las dificultades e incluso los
sufrimientos que nos generan esos cambios naturales, son la causa real de querer
o desear esos otros cambios en nosotros.
Querer es saber aceptar,
por tanto comprender el momento, y en esa disyuntiva ir provocando cambios, queridos,
no tan solo deseados. La manera más infalible es hacerlo realmente desde el
interior hacia el exterior.
Hay una tercera frase, “No siempre obtienes lo que
quieres, sino lo que te corresponde”. El inconsciente es impulsivo, emocional e
imprevisible, aun necesitando supervisión puede ser brillante, es donde
generalmente se fraguan los deseos.
El deseo es un impulso, solicita una ausencia,
mientras que querer implica presencia y voluntad de ejecutar.
Lo que queremos y lo que nos corresponde. Dilucidar
entre ambas cosas es lo más complicado de entender. Para ello el esfuerzo de
conocernos realmente es la base de ese entendimiento.
Pondré un ejemplo. Quiero ser físico y astrónomo,
siento gran admiración por quien lo es, además de interesarme por ese mundo de
investigación. ¿Qué puedo hacer?, en primer lugar, conocer mi momento y sopesar
posibilidades, y en segundo lugar, mi capacidad de conocimiento, voluntad y
esfuerzo. Hecha esta introspección tomar una decisión.
Dentro de esa introspección existe otra posibilidad,
que es la de seguir aprendiendo de ese mundo como observador, e ir
transmitiendo desde tu más cercano entorno, todo lo que aprendes. Puede que te
surja alguien que eso que tú quieres ser, tenga esa capacidad y circunstancia
para serlo, y tú con tu fuerza y ayuda le facilites ese camino. Comprobarás que
es igual de satisfactorio. De ahí el sentido de la frase, “No siempre obtienes lo que quieres, sino lo
que te corresponde”.
Desarrollar nuestras capacidades no siempre depende
de nosotros en su totalidad. Pero si depende de nosotros saber quién somos y en
que parámetros nos movemos, para desde esa perspectiva proyectar las diferentes
posibilidades de lograr lo que queremos.
Nada se logra sin voluntad y esfuerzo.
Como dice una cuarta frase que expongo en el
comienzo del escrito “No siempre
son los fallos lo que más nos perjudica, sino la manera de proceder después de
haberlos cometido”.
Los fallos o errores, nada tienen de malo ni
perjudicial, son el aprendizaje de cada cual. Sí la manera de actuar después de
ello. Hay quien se rinde, se avergüenza o se justifica, en lugar de analizar y
sopesar lo sucedido y con esa observación, intentar a continuación cambiar lo
sucedido.
Una de las justificaciones de esos errores es
culpabilizar a otros, la más frecuente, y la más peligrosa a su vez.
Quienes culpan a otros de lo que nos sucede en la
existencia de vida, deja en manos de esos otros todo el control de nuestros
actos y con ello de nuestro más rico maestro, nuestras emociones.
Seguiré insistiendo en cada escrito que expongo en
este medio hasta la saciedad, que con la libertad, la felicidad, y el amor se nace,
y solo el conocimiento de sí mismos, nos lleva al saber que queremos realmente
y la capacidad de entrega, responsabilidad y voluntad con que queremos caminar
por esta nuestra existencia de vida.
Si quieres cambiar, pide ayuda. Nadie está
solo.
Si necesitas ayuda, pídela, pero con el compromiso de
hacer.
Si quieres hacer, tu voluntad es imprescindible.
Si tu voluntad se debilita, la responsabilidad la
sostiene.
Solo tú sabes quién eres, solo tienes que
descubrirte. Sentirás asombro sí, pero a su vez conocerás, y desde tu corazón
con ese conocimiento serás capaz de lo impensable.
Nunca es tarde para cambiar ni mucho menos para
saber.
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