LA ILUSIÓN
El concepto
de ilusión es la creación por la imaginación de algo que sin ser una realidad tangible nos provoca
una emoción, un anhelo o esperanza de logro.
Junto con
ese anhelo, surge el deseo que con la voluntad hace que proyectemos con mayor
fuerza esa quimera que realmente es en su esencia la ilusión.
Su acepción
como emoción positiva es muy reciente en nuestra historia, se produce a
mediados del siglo XIX, en el romanticismo; donde se rompen las reglas
estereotipadas y comienza a generarse la libertad autentica y el individualismo,
dando así prioridad a nuevas formas de creatividad y sobre todo a los sentimientos.
Antes de esa
época el término ilusión que viene del latín <illusio> “engaño”… burlarse
de.. en sus diferentes acepciones, era por tanto, una quimera, una percepción
burlesca y alterada de la realidad: un espejismo.
La acepción
como emoción positiva del término ilusión es realmente un proyecto. Debemos saber que como tal,
tiene su lado negativo que es la “desilusión”. Como proyecto esa ilusión creada
en la mente única e individual de cada persona es como un deseo con argumento. Recordemos
que el deseo es efímero, ante el no nos hacemos la pregunta de si realmente deseamos
lo que tanto esfuerzo nos está requiriendo o no. Pero si a un deseo le añadimos
ilusión, comenzamos a proyectar algo de futuro, desconocido en el presente y con
el misterio de conseguirlo en su totalidad, en parte, o por el contrario saber
aceptar la desilusión si como ilusión era una quimera.
La ilusión
como proyecto personal, afecta a nuestro futuro, a quienes vamos a llegar a ser.
Vivir con ilusión es ir creando ese futuro deseado y conociendo que tanto de lo
que nos ilusiona podemos conseguir, poniendo en juego la imaginación, para
reproducir y crear situaciones que nos ilusionen e inciten a llegar a una
realidad ya sea soñada o imaginada, realidad que aún no está pero estará.
La ilusión
tiene como aliada la voluntad; dependiendo de la voluntad que pongamos en la
realización de cualquier proyecto, bien sea profesional, o afectivo y el deseo
de conseguirlo, el esfuerzo será mas tenue en su recepción por el impulso
creativo que conlleva la ilusión.
Cualquier
proyecto sin voluntad, esfuerzo, sacrificio y entrega, se queda en eso, en
proyecto, de ahí la desilusión que sigue a esa quimera que en su origen es toda
ilusión.
Las
ilusiones solo adquieren sentido dentro de cada persona, son intransferibles y
tan personales que dependiendo de las experiencias vividas de cada quien, y el carácter
único e individual dentro de su existencia, se van dibujando y eligiendo
diferentes posibilidades y a su vez rechazando otras, haciendo que la ilusión forme
parte de su biográfica. Es una forma de vida que adquiere sentido solo en aquel
que la posee, tiene una trayectoria y un desenlace. No siempre el desenlace es
el esperado o deseado, puede que no tenga continuidad, de ahí que en el mismo
momento que la ilusión surge en nuestra mente, la desilusión aparece en ese
mismo momento.
Vivir con
ilusión es rodearse de momentos de esperanza, expectación e incluso con
ideales. Es una actitud tan positiva que quien no posee la capacidad de
ilusionarse, es incapaz de conseguir grandes metas. Vivir ilusionados propicia
unas circunstancias especiales, que si aparece la desilusión, no afecta, puesto
que la proyección con la que nos movemos en la vida, hará que continuemos en la
misma trayectoria.
La ilusión
es un resorte mental que nos mantiene activos y con unas sensaciones que van
haciendo felicidad solo con el mero pensamiento de ilusión. Es mas importante la actitud de vida que la ilusión provoca, que el logro en si de lo que nos ilusiona,