jueves, 13 de octubre de 2011

CONFESIONES



CONFESIONES

Solo una petición, petición sincera y dicha en este momento de soledad y reflexión. Momento de incertidumbre y dudas.
Por favor no dejes que el engaño sea mi forma de vida.
No hagas que mis palabras lleven a error.
No permitas que mis apariencias confundan.
Porque no son mas que una máscara, quizá… puede… que mil máscaras que temo quitarme, aunque con ninguna soy yo realmente, ninguna me representa.

Mi apariencia es de estar seguro, de que todo va viento en popa, tanto dentro como fuera, de mí, de que soy la confianza personificada, de que la serenidad es mi segunda naturaleza, de que controlo cada situación que se me presenta y de que no tengo necesidad de nadie. ¡Pero no lo creas, te lo ruego!.

Externamente puedo parecer tranquilo, pero lo que ves es una máscara. Debajo muy escondido, está mi verdadero yo, sumido en un mar de dudas, confusión, miedo y soledad.
Pero lo escondo, me cubro, me tapo. No quiero que nadie lo sepa.
Me aterra pensar que alguien pueda saber de mis debilidades, de mis dudas e inseguridades.
Por eso tengo constantemente la necesidad de crear una máscara que me oculte, una imagen oportuna y adecuada al momento. Una imagen que me proteja de las miradas inquisidoras, curiosas y en muchas ocasiones impertinentes.
Pero a su vez me doy cuenta que esas miradas muchas veces, van acompañadas de aceptación y de amor. ¡Qué hago entonces con esa máscara!. ¡si esas miradas pueden ser precisamente mi salvación! y lo se perfectamente.
Entonces, esas miradas, se convierten en  el instrumento que puede liberarme de mi mismo, de los mecanismos de defensa y  las barreras que levanto entorno a mí, en el instrumento que puede mostrarme aquello de lo que no consigo convencerme: que realmente tengo valor. Pero esto no lo digo, no tengo coraje. Me da miedo que una mirada no venga acompañada de la aceptación y del amor.
Quizá temo a lo que puedan pensar, que puedan cambiar de opinión sobre mi, al conocer de mi ser autentico, que se hagan burlas y que las sonrisas me fulminen.
En el fondo, lo que temo es no valer nada y que todos se den cuenta y  me rechacen. Por eso sigo con mi juego, juego de pretensiones desesperadas, con una apariencia externa de seguridad y con un niño tembloroso dentro de mí.
Hoy siento, que despliego mi desfile de máscaras y dejo que mi vida se convierta en una ficción, en demasiadas ocasiones.
Cuento todo lo que no importa nada, conversaciones banales, y nada cuento de lo que de verdad importa, de lo que me aterra y consume por dentro. Siento que si expreso mis anhelos, les aburro, les canso.
  
Por eso, cuando reconozcas en la rutina diaria alguna de esas mascaras, no dejes que engañen mis palabras y actos: escucha bien lo que no digo, lo que realmente quiero decir, lo que necesito decir, pero no consigo decir.

No me agrada esconderme, lo aseguro, me encantaría ser espontáneo, sincero y  genuino, pero tendrás que ayudarme.
Por favor, tiéndeme tu mano, aún cuando parezca que la rechazo y que además eso es lo último que deseo.

Sale a la luz mi vitalidad cada vez que te muestras amable, atento y diligente, cada vez que tratas de comprenderme, cada vez que me aceptas tal y a pesar de lo que soy.
Porque hay amor dentro de mi y quiero y me quieres, y unido al respeto, mi corazón palpita y renace.
Quiero que sepas lo importante que eres para mí y el poder que tienes,… si quieres sacar a la luz la persona que yo soy, escucha lo que no digo.
Escúchame, te lo ruego. Tú…eres quien puede derribar las barreras, barreras tras las que me refugio, tú… puedes arrancar mi máscara, solo tú puedes liberarme de esta mi prisión solitaria.
¡No me ignores! ¡No pases de largo, por favor!. Ten paciencia conmigo.
A veces parece que cuando estás cerca, seas quien seas, tanto más me revelo contra esa presencia, esa sensación de querer sincerarme. Es irracional, pero es así; combato aquello de lo que tengo necesidad: de ser libre y yo mismo.
¡Así somos los humanos muchas veces!
Pero el Amor, ese amor espiritual ese amor limpio y natural que habita dentro cada ser, es más fuerte que toda resistencia, ¡lo sé! y ahí viene mi esperanza, mi verdadera esperanza en reconocer mi valía.

Ayúdame a derribar las barreras con manos firmes, pero a la vez pido sean delicadas, pues dentro de mí habita un niño, y un niño es siempre un ser muy frágil, asustadizo y confiado.

Este silencio, este espacio, estas sensaciones reales, este momento de comunicación, cuanto necesito de ella.
Mi pregunta clave es ¿Quién soy? La respuesta es, ¡eres alguien a quien conoces bien!: alguien que no merece ser escondido tras mascara alguna, alguien que camina como cualquier otro ser, alguien que necesita de otros para crecer, alguien que su soledad la utiliza para evolucionar, alguien que se quiere, respeta y perdona.
Cada amanecer al sentir en mi rostro esa luz, necesito saber que ese alguien con quien  me encuentro, siente y vibra en la misma sintonía.

Dame una sonrisa como saludo, una palabra amable como soporte y una mano como guía. Solo así podré ir cincelando mi ser, quitando cada una de sus rejas, cada una de las mascaras, hasta llegar a lo más profundo y a su vez a lo mas elevado de mi ser, dejando que salga a la luz y con la luz del Todo, ser quien realmente soy.

                                                                                               C.T.N



No hay comentarios:

Publicar un comentario