“LA MENTE” Ese Procesador
De Información
La mente es un procesador valiosísimo con el que contamos los
seres humanos, que sin embargo también puede transformarse en una fuente de
sufrimiento y confusión. Es la receptora de emociones y pensamientos. El problema
radica en no saber manejar esa poderosa herramienta, “ese procesador repleto de
información”, para dar respuesta positiva a cada circunstancia que vamos
encontrando a lo largo de la vida.
La fuerte identificación que tenemos hacia los contenidos mentales,
condiciona nuestra historia personal, supeditando a las emociones o a
pensamientos puntuales, las acciones y comportamientos; dejando que sean ellos
o ellas (pensamientos y emociones), quienes dirijan realmente cada momento de
vida.
Toda decisión que surja de una mente ofuscada lleva a una acción
torpe; pero cuando dicha decisión brota de una mente clara, lleva a una acción
más adecuada y cierta.
Un ejemplo es, cuando quieres que los demás te digan que
tienes que hacer con tu mente, tus pensamientos y sobre todo con el sentimiento
que te está invadiendo, hasta el punto de provocarte un malestar físico además
del psíquico insoportable; ¿crees de verdad que alguien puede resolver lo que
tu mente, (ese procesador personal y único), genera en cada situación vivida?. ¡Error
si así lo crees!.
En ese momento habrá quien te diga que busques a un
“técnico”, que solo él podrá ayudarte a reparar el “procesador”, porque quizá
lo que tenga sea un “virus” malicioso o bien que no sabes usarlo. Tienes que
tomar por tanto una decisión.
La decisión correcta es la del compromiso personal en la
búsqueda de ayuda, para saber y sobre todo para aprender a utilizar ese
maravilloso procesador que es la mente, y con ella ver que le ocurre realmente.
¿Es un virus, o es sencillamente desconocimiento de su uso y por tanto de su
potencial?.
La incorrecta es entregarle sin condiciones a alguien que
haga lo que crea conveniente con “tu” procesador, sin compromiso alguno por tu
parte, dejando en sus manos tanto la limpieza (en el caso de que sea un virus),
como su uso cotidiano, diciéndote que debes usar y que debes borrar o dejar de
utilizar; ¿dejarías tu cuerpo físico para que cualquiera lo manejara a su
antojo?, ¿por qué entonces dejas “tu mente”, ese procesador esencial en tu vida,
para que cualquiera que se denomine “técnico”, lo manipule en la medida que su
experiencia le diga?.
Escucha tu corazón una vez el pensamiento te ha invadido y
pásalo a la razón para tomar cualquier decisión. Se lo mas aséptico posible
tanto contigo como con los demás.
Otro ejemplo más sencillo en forma de cuento.
De regreso a casa después de un día duro, cargado de
situaciones conflictivas, Beltrán necesita descansar. Cuando abre la puerta
encuentra el suelo lleno de agua. En ese momento y ante tamaña sorpresa, siente
una gran inquietud, a su vez por su cabeza pasan un montón de pensamientos a
cuál de ellos más angustiosos e inquietantes.
Decide llamar a alguien para que le ayude a ver de dónde
viene ese agua y tomar una decisión para su reparación, el más cercano es el
portero de la casa, a él se dirige y le lleva para que vea y le diga. El
portero ve, pero no sabe de dónde viene esa fuga, y le aconseja seque y ponga
tierra a continuación para que no se le extienda por toda la casa y que al día
siguiente llame a un fontanero y a un albañil para que vean de donde viene esa
avería. Beltrán hizo caso omiso y secó, poniendo a continuación tierra.
Estuvo Beltrán toda la noche en vela pensando que iba hacer
para resolver el problema. Le amaneció y si saber cómo iba a resolver se
dirigió dónde estaba la avería o más bien las consecuencias de la misma. Estaba
todo más encharcado y decidió volver a echarle tierra para que empapara y no se
desbordara más. Preocupado se marchó a su trabajo pensando que desde allí llamaría
a quien le había dicho el portero. Dejando su trabajo por momentos, iba
llamando a unos y otros sin que nadie pudiera resolvérselo con prontitud. Todos
le decían que pusiera tierra hasta que pudieran ir y averiguar. Aun así también
le decían que buscara primero él y así sería más fácil su reparación. Cuando de
nuevo regresó a casa más inquieto y cansado que el día anterior, viendo que
seguía desbordando ese agua, le echó más y más tierra, hasta el punto de no
poder pasar sin tener que saltar por encima de ella. Al día siguiente, no solo
estaba desbordada el agua sino él mismo, ¡no sabía que hacer!, no fue a
trabajar y se dedicó todo el día a poner tierra; mientras salía a comprar
tierra y la ponía se sentía bien, creyendo que así estaba dando solución a un
problema. No llamó a ningún técnico, pues no podía estar en dos cosas a la vez.
Después de varios días haciendo lo mismo, el portero le dijo
¿todavía no ha resuelto la avería?, ¡no!, contestó Beltrán, .-no encuentro a
nadie.-, y siguió de forma obcecada poniendo tierra.
Moraleja: Resolver un problema o situación no está en
cubrirlo con soluciones prontas, está en buscar lo más pronto posible el
origen.
Si tu mente está desbordada, no la cubras (con medicamentos),
busca el origen. Si tu procesador (mente) tiene un virus o no sabes usarlo,
busca quien lo limpie o te enseñe a utilizarlo para su buen uso y bienestar.