TRES FURIAS... Vergüenza,
Miedo y Culpa
TRES SISTEMAS DE ALARMA
La
vinculación entre diferentes emociones y el conflicto que pueden
generar ante situaciones tanto previstas como extraordinarias, puede
esclarecerse si se considera que los sentimientos surgen de
emociones, y las emociones vienen de las sensaciones, que son el antes
y el después de las percepciones que tengamos de un momento puntual
o bien de una situación que afrontar, tanto prevista como inesperada.
Hay
emociones que se las puede considerar FURIAS, por la inestabilidad que
provocan en la personalidad y el carácter de las personas, ante
diferentes situaciones cotidianas.
La Vergüenza, El Miedo y La Culpa, son tres de esas emociones mas
desestabilizadoras. Analicemos una a una estas emociones.
La
Vergüenza es la emoción que nos descubre las limitaciones propias.
La conciencia de lo que infringe o altera normas sociales de
convivencia.
El
Miedo es una emoción de alerta, el aviso ante una situación de
peligro. Este peligro puede ser real o imaginado, presente o de
pasado e incluso de futuro.
La
Culpa es un sentimiento generado por daños causados. No siempre son
daños conscientes y ahí su relación con la convivencia social, y
el castigo que prosigue a esa culpa. Igualmente la
culpa es un auto-castigo, por no haber estado lo suficientemente alerta
y no habernos esforzado por tener el control ante una situación.
El
significado y su contrario de las tres emociones.
Vergüenza
....Timidez, Turbación, Pudor.- Su
contrario....Descaro,
Cinismo, Atrevimiento.
Miedo.....
Temor, Alerta, Recelo.- Su
contrario...Valentía,
Valor y Tranquilidad.
Culpa....
Delito, Falta, Error.- Su
contrario...
Excusar, Exculpar, Inocencia.
Vamos
a intentar interrelacionar las dos emociones... Vergüenza y Miedo y
el sentimiento de Culpa, dentro de un contexto del comportamiento de
las personas.
1ª.-
La Vergüenza.
La
vergüenza aparece cuando nos sentimos minimizados ante alguien, o en
una situación que nos supera. Timidez e inseguridad están
interrelacionadas con la vergüenza. Paraliza, y el miedo aflora a su
vez como alarma. Bueno sería que dicha alarma se activara antes de
sabotearnos, que es lo que esta emoción suelen hacer si se carece del
control y el conocimiento sobre ella.
2ª.-
El Miedo.
El
miedo se activa ante la presencia de un peligro externo inminente,
nos avisa y nos permite reaccionar ante él, ya sea mediante la huida
o la defensa, ahora bien cuando se genera tras la emoción de
vergüenza, que es no solo pudor sino inseguridad, puede generar una
parálisis de actos.
El
problema con el miedo, es que se puede activar tanto ante peligros
reales, como ante peligros imaginarios e inexistentes.
3ª.-
La Culpa.
La
culpa es cuando aflora un sentimiento culpable por haber hecho algo
malo, se teme al castigo y se espera el pago de un precio por ello.
Si
la unimos a la vergüenza y al miedo, debemos ver la causa de ese
sentimiento, analizando la consecuencia desde su origen, viendo si
hay transgresión real o imaginada.
No
son emociones perjudiciales, y ni mucho menos de las que debemos
ignorar. Su función real es llamar nuestra atención sobre las
consecuencias de nuestras acciones, para así, minimizar e incluso
eliminar, los daños y consecuencias posteriores.
La
diferencia entre vergüenza y culpa, estriba en que la persona con
vergüenza le teme al abandono, mientras que el culpable le teme al
castigo. Ese miedo al abandono que padece la persona con vergüenza, nace de su creencia de que nadie le puede querer o valorar por estar
tan lleno de defectos. Las personas que no se gustan o no se
respetan, esperan frecuentemente, que los demás las abandonen en
cuanto se den cuenta de que no son perfectas, creyendo que la
perfección, así como la dignidad, llevadas a sus extremos, son los
motores del comportamiento general.
Si
no damos el sentido correcto a cada percepción de lo externo, nada
se lograra a nivel interno, haciendo de la estima algo que trabajar
con continuidad.
La
vergüenza como pundonor y conocimiento de carencias, no debe
provocar ningún tipo de miedo, solo como alerta, de ser así sería
miedo imaginario, que nos llevaría no a una culpa, sino a muchas
culpas. Esas culpas serían tanto de no haber hecho como de hacer, de
actuar como de dejar que otros actúen, y así un largo etc.
La
vergüenza el miedo y la culpa son estados emocionales, que lo mismo
pueden servir para crecer, que para bloquearnos. Las tres nos dan una
alerta, una salida. La de la vergüenza es la de asimilar y aceptar
lo que se es, conociendo y aceptando nuestra diferencias. La del
miedo como alerta a cometer un error y la de la culpa, es el asumir la
responsabilidad sin mortificarse.
La
vergüenza puede ser más difícil de curar que la culpa, porque tiene
que ver con la persona más que con acciones específicas. La persona
con sentimientos de vergüenza, se cura cambiando el concepto que
tiene de sí misma, logrando así respetarse y sentir orgullo de
quien es. El proceso normalmente largo y algunas veces doloroso,
requiere contemplar en profundidad nuestras suposiciones básicas
sobre nuestro lugar en el universo.
Se
podría decir que la vergüenza y el miedo nos llevan a la culpa,
considerando que algo está mal entre quien lo padece y el mundo. Si
esto es así se debe pasar a la observación, hacer una revisión
interna y provocar los cambios adecuados.
Vivir
con demasiada intensidad estas emociones además de ser abrumador,
puede llegar a alterar estados mentales, llegando a la obsesión y la
paranoia y con ello repercutir en la personalidad y el carácter,
activando el mal presente “la depresión”.
El
conocimiento y la aceptación de si mismo, es la única forma de
apreciar en todo su contexto, las diferentes emociones que las
personas por su proceso natural de vida, va sintiendo y utilizando, con una gestión coherente a la propia necesidad de evolución.
No
hay emoción mala sino mal gestionada. Si la gestión no es la
adecuada, las consecuencias suelen ser contrarias y dañinas al
conjunto del organismo, alterando no solo estados mentales, sino que
la alteración pasa al cuerpo físico, en los diferentes órganos que
cada emoción “mal gestionada”, altera.
Consideremos
entonces a la Vergüenza, el Miedo y la Culpa, como emociones de
ALERTA, no como FURIAS que nos dañan.