Reconociendo Emociones
¿Que
es la vida sin las emociones?; son una parte esencial del conocimiento personal
y el motor que mueve los diferentes comportamientos, a lo largo de la
existencia de todos los seres vivos.
A
diferencia de otras especies, los seres humanos percibimos las emociones cada
instante del día y con cada situación en la que interactuamos. Digamos que son
como el oxigeno que aspiramos, ni se ve y mucho menos podemos tocar, eso si,
ahí está como parte de nuestra existencia; imprescindible y necesario.
Tener
conciencia de ellas y saber reconocerlas, no solo es necesario dada su
complejidad sino imprescindible para expresarlas de manera natural y
controlarlas en nuestro beneficio.
No
todos sentimos las mismas emociones ni con la misma intensidad, ante una misma
situación, hay a quien le produce una emoción vibrante e intensa tirarse en
paracaídas, y muy al contrario a quien le produce terror; quien se emociona
ante una melodía y le provoca hasta una lagrima, o un cuadro, o la sonrisa de
un niño… etc. No todos recibimos de la misma manera las emociones.
Dos son los grupos de emociones que debemos
reconocer.
Imaginadas:
Las emociones imaginadas Transmitidas:
Las emociones
son
aquellas que surgen en nuestra mente transmitidas son las que reci-
en
estados de vigilia, aparecen sin bimos ante diferentes
situacio-
necesidad
de motivación externa alguna. nes cotidianas.
Hagamos
un ejercicio de reconocimiento de los dos diferentes grupos de emociones.
En
las Imaginadas tenemos tres derivadas: Recordadas, Deseadas y Esperadas; las Recordadas
son producto de acontecimientos vividos que aparecen y nos hace sentir de nuevo
ese momento que la provocó, las Deseadas son aquellas que afloran desde nuestra
esencia natural, y que generalmente no disfrutamos en la vida cotidiana, y las
Esperadas que son, las que creemos por desconocimiento que merecemos sentir,
sin realmente saber que y como son.
Ahora
veamos las Transmitidas, igualmente tenemos tres derivadas; Prometidas,
Ofrecidas e Imprevistas; las Prometidas son aquellas que resultan de un acción
prevista y esperada, las Ofrecidas son las que confirman un momento ante un
hecho, y las Imprevistas son todas las que llegan de diferentes formas y por
diferentes situaciones.
Las
emociones son difíciles de controlar, son ese soplo de energía que nos hace
vibrar y necesarias para reconocer la grandeza de la vida. De ellas podemos
aprender no solo a reconocernos como seres únicos, sino a saber de los otros. Son
ondas recibidas y a su vez transmitidas hacia todo lo que nos rodea,
respondemos ante ellas de muy diferentes formas, dependiendo del momento en que
surgen dentro de nosotros.
Cada
emoción dependiendo de su intensidad, momento y situación, no se quedará en esa
onda vibracional y energética solamente, avanzará y provocará además un
sentimiento.
Si
sabemos reconocer esa onda emocional, dentro del contesto en el que surge,
sabremos si el sentimiento que puede provocar, debe ser controlado. La emoción
es como onda de percepción sana y natural, pero el sentimiento que provoque
debe ser observado con objetividad; no es igual recibir los cálidos rayos de
sol en un día frío y paseando, que en un desierto con altas temperaturas y sin
ninguna protección.
El
sentimiento que nos provoque, es el que debemos observar, dependiendo si es
sano o tóxico, dejarlo fluir o darle el valor que merece para que no impregne
nuestro ser de negatividad.
Sabemos
que no la emoción, sino el sentimiento que nos provoque esa emoción, favorecerá
que todos nuestros órganos estén sanos o sufran disfunciones. Mas que cualquier agente externo, las
disfunciones del cuerpo físico dependen de cómo recibimos y transmitimos
nuestras emociones, llegando a tener consecuencias físicas nada agradables en
el caso que no sepamos entender y controlar esos sentimientos.
Reconocer
las emociones es salud para el cuerpo y el espíritu, depende de nosotros querer
una vida sana o culpar a diferentes agentes externos de lo que sentimos. No
somos totalmente responsables de las emociones, pero si de lo que hacemos con
ellas.