jueves, 22 de enero de 2015

NO TENGO TIEMPO


No Tengo Tiempo 

Ya el filósofo Epíteto en el siglo I d. C. decía “no nos afecta lo que nos sucede sino lo que pensamos sobre lo que nos sucede”. Hoy escuche una entrevista a la que fuera esposa durante veintiséis años, de Stephen Hawking, físico, astrofísico, cosmólogo y divulgador científico. Una de las preguntas que le hicieron fue –como su marido sabiendo que podía morir en cualquier momento, había sido capaz de conseguir lo que había conseguido y llegar donde había llegado-, ella con toda la tranquilidad del mundo ha dado una respuesta sencilla y a su vez increíble (al menos para mi, que día a día intento transmitir, el como no solo controlar los pensamientos, sino como aceptar la vida y querer vivir), la respuesta fue la siguiente, -nunca pensó en lo que podía suceder, él se limita a vivir el día a día con el entusiasmo de su trabajo, aún teniendo que modificar las formas de ejercerlo-.

Que grandeza de persona. Esta es la actitud que todos deberíamos tener en la vida, puesto que es una actitud.

Hagamos una reflexión sobre que es la actitud ante la vida.

La actitud es el estado de ánimo con que se expresa una persona de cierta manera ante la vida.
Las personas buscan la coherencia en su vida y que en base a conseguirla es que varían sus actitudes y pensamientos. Si nos limitamos a estar preocupados y lamentándonos, perdemos la tranquilidad, y si además nos enrocamos en quejas continuas, seremos vulnerables emocionalmente.
 
Hay actitudes positivas y negativas. Las positivas son aquellas que colaboran con el individuo para conseguir enfrentar la realidad de una forma sana y efectiva, mientras que las negativas son las que entorpecen esta relación del individuo consigo mismo y con su entorno.
 
Los mismos acontecimientos a las personas les afectan de manera diferente, hay quien se suele decir a si mismo -estoy mal, debería hacer esto o aquello para no sentirme así- ¿qué puedo hacer para estar mejor?. Cuando los pensamientos comienzan a presionar en la toma de decisiones, es cuando la actitud se balancea entre la positividad y la negatividad. Lo idóneo en ese momento no es precisamente “hacer”, sino todo lo contrario, “no hacer nada”, solo calmarse, que los pensamientos pasen y no presionar para la toma de decisiones. Lo ideal es estar sereno y en ese estado prevalece la actitud positiva, provocando incluso la sensación de que lo importante es estar vivo.

Una actitud positiva es decir mentalmente “no tengo tiempo”. La vida es efímera para someterla a pensamientos negativos o actitudes que realmente nos dañan y coartan las diferentes posibilidades que la vida nos presenta.
 
La sensación de negatividad ante cualquier circunstancia que se tenga, tanto de origen como circunstancial, si cambiamos nuestra manera de pensar se nos abre un mundo de posibilidades, nos quitamos presión a nosotros mismos, fijándonos en lo positivo que tenemos, lo que podemos hacer, y no en las dificultades que imaginamos se nos pueden plantear, hay que hacer las cosas sin presión, “entonces es cuando empezamos a disfrutar”.

Cierto es que para conseguir esa actitud positiva, debemos tener un diálogo interno realista, porque sabiendo de la vulnerabilidad de los seres humanos a nivel emocional y que generalmente vemos terrible,   cosas que ciertamente no lo son, cada vez que nosotros, a nosotros mismos con nuestro diálogo interno nos decimos, que lo que nos está sucediendo es terrible, nos estamos provocando una emoción negativa.
Por el contrario, si nuestro dialogo interno es sereno y sabiendo que cualquier apego, comparación o  intento de imitar las habilidades de otros, solo hacen que retrasarnos en nuestro desarrollo y evolución personal, adquiriremos el conocimiento y con él la actitud positiva con la que conduciremos nuestra existencia en la vida.

No podemos ser hábiles en todo, e incluso en casi nada, pero eso no quita que si tenemos ese dialogo interno, podamos descubrir la grandeza que cada quien lleva consigo, adquirir la actitud positiva, para desarrollar cualquier cosa que queramos y sepamos que podemos hacer. Siempre podemos hacer cosas valiosas por nosotros mismos y por y para los demás, haciendo de ello una vida vibrante. Aunque “no tengo tiempo” “no hay que correr, hay que escoger bien lo que quiero o no quiero hacer”.

Si conseguimos calmarnos a partir de un diálogo interno realista y si conseguimos renunciar tanto a lo material como a lo psicológico, veremos que empezaremos a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Disfrutaremos sólo observando, transformando las exigencias en preferencias. Destapando la capa que cubre esa felicidad que todos buscan fuera y que se lleva dentro, desde el mismo momento que aparecemos en esta existencia de vida.

“Cada cosa que hagas, préstale atención, haz de cada una de ellas un tesoro”.
Hay que intentar hacer las cosas con cariño e ilusión.

“Sólo necesitamos estar vivos para estar bien”, haciendo este tipo de reflexión los budistas dicen que calmamos “el mono loco” que hay en nuestra cabeza. Conociendo además de la vulnerabilidad del Ser, hay que hacer cada día un pequeño hueco, para la comunicación y el dialogo interno.

Una ayuda para ello es acostumbrar nuestra mente. Les voy a dar un ejercicio muy muy sencillo que puede servirles para ese dialogo interno.

No importa el lugar donde se encuentre, solo que pueda mantener los ojos cerrados durante un espacio de tiempo corto. Mejor sentados y en una posición relajada. Más adelante su mente sabrá hacerlo de cualquier manera y en cualquier lugar. Mi consejo es practicarlo al menos tres veces al día, hasta asumirlo como parte de nuestro hacer cotidiano.

Sentado de forma relajada con los pies en el suelo y sin tensar ningún musculo del cuerpo, cierra los ojos suavemente.
Concentra toda tu atención en la respiración abdominal
a su vez
Visualiza un reloj 
conforme va avanzando la manija grande,
 ve contando del uno al sesenta, de forma acompasada,
un minuto.
Ya

Abre los ojos
siente la calma que ese corto espacio de tiempo de contemplación
ha generado en ti.
Si algún pensamiento te ha asaltado debes apártalo con la solo visualización de las manijas del reloj o el número que corresponda de los sesenta que debes contar.

Ahora continua con lo que estabas haciendo.

Recuerda solo un minuto 60 segundos. Puedes hacerlo en cualquier circunstancia que veas o creas que te está alterando. Igualmente antes de ir a descansar o cuando te sientas estresado en un ambiente o situación.

Máxima para una meditación


“No Tengo Tiempo que perder en esta efímera existencia con actitudes negativas”, que me hacen perder además de Tiempo, la Esencia de mi propio Ser.