martes, 19 de marzo de 2013

RECONOCIENDO EMOCIONES


Reconociendo Emociones


¿Que es la vida sin las emociones?; son una parte esencial del conocimiento personal y el motor que mueve los diferentes comportamientos, a lo largo de la existencia de todos los seres vivos.

A diferencia de otras especies, los seres humanos percibimos las emociones cada instante del día y con cada situación en la que interactuamos. Digamos que son como el oxigeno que aspiramos, ni se ve y mucho menos podemos tocar, eso si, ahí está como parte de nuestra existencia; imprescindible y necesario.
Tener conciencia de ellas y saber reconocerlas, no solo es necesario dada su complejidad sino imprescindible para expresarlas de manera natural y controlarlas en nuestro beneficio.
No todos sentimos las mismas emociones ni con la misma intensidad, ante una misma situación, hay a quien le produce una emoción vibrante e intensa tirarse en paracaídas, y muy al contrario a quien le produce terror; quien se emociona ante una melodía y le provoca hasta una lagrima, o un cuadro, o la sonrisa de un niño… etc. No todos recibimos de la misma manera las emociones.
Dos son los grupos de emociones que debemos reconocer. 


                        
Imaginadas: Las emociones imaginadas           Transmitidas: Las emociones
son aquellas que surgen en nuestra mente         transmitidas son las que reci-
en estados de vigilia, aparecen sin                     bimos ante diferentes situacio-
necesidad de motivación externa alguna.           nes cotidianas.

Hagamos un ejercicio de reconocimiento de los dos diferentes grupos de emociones.

En las Imaginadas tenemos tres derivadas: Recordadas, Deseadas y Esperadas; las Recordadas son producto de acontecimientos vividos que aparecen y nos hace sentir de nuevo ese momento que la provocó, las Deseadas son aquellas que afloran desde nuestra esencia natural, y que generalmente no disfrutamos en la vida cotidiana, y las Esperadas que son, las que creemos por desconocimiento que merecemos sentir, sin realmente saber que y como son.

Ahora veamos las Transmitidas, igualmente tenemos tres derivadas; Prometidas, Ofrecidas e Imprevistas; las Prometidas son aquellas que resultan de un acción prevista y esperada, las Ofrecidas son las que confirman un momento ante un hecho, y las Imprevistas son todas las que llegan de diferentes formas y por diferentes situaciones.

Las emociones son difíciles de controlar, son ese soplo de energía que nos hace vibrar y necesarias para reconocer la grandeza de la vida. De ellas podemos aprender no solo a reconocernos como seres únicos, sino a saber de los otros. Son ondas recibidas y a su vez transmitidas hacia todo lo que nos rodea, respondemos ante ellas de muy diferentes formas, dependiendo del momento en que surgen dentro de nosotros.

Cada emoción dependiendo de su intensidad, momento y situación, no se quedará en esa onda vibracional y energética solamente, avanzará y provocará además un sentimiento.
Si sabemos reconocer esa onda emocional, dentro del contesto en el que surge, sabremos si el sentimiento que puede provocar, debe ser controlado. La emoción es como onda de percepción sana y natural, pero el sentimiento que provoque debe ser observado con objetividad; no es igual recibir los cálidos rayos de sol en un día frío y paseando, que en un desierto con altas temperaturas y sin ninguna protección.
El sentimiento que nos provoque, es el que debemos observar, dependiendo si es sano o tóxico, dejarlo fluir o darle el valor que merece para que no impregne nuestro ser de negatividad.

Sabemos que no la emoción, sino el sentimiento que nos provoque esa emoción, favorecerá que todos nuestros órganos estén sanos o sufran disfunciones.  Mas que cualquier agente externo, las disfunciones del cuerpo físico dependen de cómo recibimos y transmitimos nuestras emociones, llegando a tener consecuencias físicas nada agradables en el caso que no sepamos entender y controlar esos sentimientos.

Reconocer las emociones es salud para el cuerpo y el espíritu, depende de nosotros querer una vida sana o culpar a diferentes agentes externos de lo que sentimos. No somos totalmente responsables de las emociones, pero si de lo que hacemos con ellas.